La tormenta ya había llegado y no parecía muy agradable. Vino una inmensa ola y un fuerte golpe volcó la canoa. Nadando como pudo y después de hacer un gran esfuerzo Pantaleón llegó a la isla, estaba empapado y terriblemente cansado, no se acordaba de nada. Iba caminando por ahí, sin saber qué dirección tomar, y sentía mucho, muchísimo calor. Tenía que explorar toda la zona, pero seguía sin saber a donde ir, ni que rumbo tomar.
El calor iba en aumento, cada vez más y más. Él estaba cada vez más agotado, no tenía fuerzas. Delante de sus ojos todo parecía derretirse ¡hasta qué él mismo se derritió también!
Asier
Es un final digno de un gran escritor. Me ha gustado mucho. No pierdas el gusto por escribir. Sigue escribiendo, porque ya sabes que hay alguien detrás que lee tus escritos y disfruta con ellos ¡Ánimo y adelante!
ResponderEliminar¿pero Napoleon entraba en la canoa
ResponderEliminarAsier, me parece un final asombroso,y creo que como sigas así de mayor te podrías dedicar a la escritura profesional.¡hasta podrías superar a Reverte!
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